Trabajamos para empresarios, no para especuladores

En el estudio solemos decir que «trabajamos para empresarios, no para especuladores». Últimamente nos ha llegado algún comentario en tono despectivo a propósito de la selección —en cursiva porque es realmente el cliente el que selecciona, no nosotros—, y nada más lejos de nuestra intención denostar al especulador. Empresario y especulador, los dos son lo mismo, sólo el tiempo los diferencia. Pero el tiempo, si hablamos de negocios, es decisivo.

Trabajamos para empresarios, no para especuladoresMe encanta el mundo de la bolsa, el parquet, las acciones, valores, futuros, opciones, brokers, charts… Y creo que nos puede ayudar a diferenciar estos perfiles, al menos de forma primeriza. En impresionante la sabiduría que atesora este mundillo en lo referente al comportamiento de masas. Algún día hablaremos de ello aquí.

En argot bursátil un «empresario» vendría a ser un «inversor», lo que define Benjamin Graham como «el inversor inteligente». Una figura que presta/invierte su dinero a una empresa en la que confía por valores, denominados fundamentales, incluso técnicos —Graham no lo admitiría—, pero que bien podrían ser también éticos, filosóficos o estratégicos. El carácter de la inversión suele ser conservador y a medio/largo plazo.

En cuanto al especulador, diremos que hay dos tipos de especuladores, el listo y el tonto. En realidad hay cientos, miles… pero con alguno nos tenemos que quedar.

En el mundo empresarial nunca hay más tontos que papel.

El especulador húngaro André Kostolany acuñó una de esas frases que resumen de forma grandiosa el funcionamiento de la bolsa, una frase perfectamente extrapolable a los negocios en general y yo diría que a la vida misma: «Cuando hay más papel que tontos, la bolsa baja. Cuando hay más tontos que papel, la bolsa sube».

Hay grandes diferencias entre un especulador y un inversor. El especulador no «presta» su dinero. Simplemente utiliza el sistema para ganar dinero. Compra o vende un valor, no invierte en una empresa, y lo hace siempre a corto plazo. Para el especulador sólo hay papel y números, no existen datos fundamentales.

Un especulador puede ganar dinero tanto en épocas de bonanza (valores al alza) como en épocas de crisis (valores a la baja). Lo único que interesa al especulador es que el río se revuelva, que el mercado se mueva. Las empresas le importan un carajo al especulador.

Quizá la figura más representativa del especulador es el trader intradía. Se pasan el día apostando (al alza o a la baja) sobre valores basándose únicamente en su comportamiento unas horas antes, técnicas de entrada y salida y sobre todo en análisis de charts y psicología de masas. Siempre deshacen posiciones antes de irse a la cama. Para bien o para mal, mientras duermen riesgo cero. Esto nunca ocurre con un inversor —y menos con un empresario—. Mientras dormimos, pensamos.

Especular con un negocio es un suicidio mercantil.

El hedor inmobiliario ha recubierto el término «especulador» de una capa peyorativa desproporcionada e injusta en mi opinión. Especular con bienes de primera necesidad como la vivienda quizá no sea lo más ético pero no podemos olvidar que debemos gran parte de nuestra calidad de vida al primer especulador que decidió vender un tulipán antes de que existiera siquiera la semilla. 

Sí, he dicho vender, ponerse corto, vender a crédito, vender primero y comprar después… Así nació el mercado de futuros y la posibilidad de crecimiento exponencial de las empresas —perdón por utilizar el término calidad de vida justo cuando empezamos a despertar de la venta a crédito de la misma, ahora toca pagar la fiesta. 

Por tanto, no despreciamos a los especuladores, a ciertos especuladores. Juegan un papel fundamental es esta sociedad.

Pero la empresa es otra historia. Especular con un negocio es un suicidio mercantil. No existe el corto plazo en un modelo que depende de un tercero, el cliente.

En el mundo comercial nunca hay más tontos que papel [Retuitear esta frase]. El cliente compara a golpe de clic, este sí evalúa a corto plazo, pero tú tendrás que ganártelo a largo. Como comentábamos en el blog del estudio «ya no compramos cosas, compramos experiencias». Y generar una experiencia para el cliente no es cuestión de un día, ni de dos…

El único camino viable es apostar a largo plazo, quizá parezca el más espinado, y sin duda lo es, pero es el único camino. Repito, invertir a largo plazo el único camino para sobrevivir.

Invertimos y trabajamos para los que invierten en valores, innovación, sostenibilidad. Apostamos por aquellos empresarios que han sabido ver que la diferenciación, el diseño y las experiencias constituyen la única filosofía empresarial sostenible a largo plazo. Trabajamos para empresarios, no para especuladores [Retuitear esta frase].

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Imagen por Shreyasvjoshi (Own work) [CC-BY-3.0], vía Wikimedia Commons

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2 comentarios en «Trabajamos para empresarios, no para especuladores»

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. Es muy confuso el mundo de los corporativo, donde se encuentran las grandes empresas con los grandes empresarios. La verdad no sé mucho del tema, pero pero puedo decir que sí, efectivamente trabajos para un empresario(s). Y si también el objetivo es el cliente pero en realidad se hace todo el trabajo dentro de la empresa, y solo el cliente ve el producto o el servicio final, pero no ve todo lo que se hizo para llegar ese paso. Por eso estoy de acuerdo que se trabaja para la empresa

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