El cerdo emprendedor que votó a favor de la matanza

Erase una vez… una granja de cerdos. Como casi cualquier organización que funciona de forma eficiente, sea natural o artificial, este rudimentario ecosistema granjero se apoya en leyes básicas no escritas sustentadas en un reparto de tareas, funciones y tiempos según cualificaciones varias.

No soy experto en la materia, pero el funcionamiento de una granja porcina debe ser muy simple, aunque seguro que alguien con título sabe/puede hacerlo bastante más complicado para ganar lo mismo, a parte de justificar su sueldo.

El Cerdo emprendedor que votó a favor de la matanza

En un instante determinado y dependiendo del método elegido se proyecta un «ritmo de producción», es decir la frecuencia o periodicidad de montas e inseminaciones. Luego viene la gestación, lactancia, destete y vuelta a empezar. Existen «ritmos de producción» de 7 días, de 14 y de 21, siendo este último el que mejor se adapta al ciclo estral natural de la cerda.

De esta manera, tanto los compartimentos como los trabajos rutinarios de la granja se reparten en el tiempo y se realizan de forma ordenada. Así mientras unas cerdas se encuentran en periodo de gestación, otras están en lactancia y otras ya han pasado a la cría después del destete.

Por otra parte están los cerdos, que se dividen entre sementales y de engorde. Repito, no domino la materia. Pero claramente el éxito de una granja porcina de este tipo se basa, entre otras muchas cosas, en un equilibrio organizativo simple. El cerdo nace, come, se reproduce, vuelve a comer, engorda y muere. Casi como la cucaracha del anuncio.

El tejido empresarial funciona de manera muy similar a una granja de cerdos. Ya se, no me digas que es mucho más complicado. Cierto, lo es, tanto que yo no consigo entenderlo. Y quizá por ahí empieza el problema.

Para mi gusto nunca ha existido suficiente cantidad de emprendedores en España. Clara está la predilección que «tenemos» los españoles por opositar: «En España sólo 1 de cada 50 habitantes crea empleo«, ¿o quizá debiera decir teníamos?

Los avispados políticos españoles -y digo avispados porque cuando les interesa bien que se lo curran- se dieron cuenta del poder del término emprendedor ya hace algunos meses, justo en precampaña, casualidades de la vida. Incluso alguno propuso cierta ley del emprendedor que sonaba como una melodía celestial, y en eso se quedó, en una melodía.

El caso es que bien por necesidad, bien por propaganda -sin estadísticas en la mano- parece que aumenta el número de emprendedores que se lanzan al mercado del trabajador por cuenta propia. Alguno he conocido ya de final anticipado y triste, pero me da que en este caldo de cultivo el ratio de fracasos aumentará también.

Volvamos a la granja de cerdos. Imaginemos que por necesidades económicas o presiones derivadas del acaramelado crédito fácil, el granjero decide aumentar el ritmo de producción reduciendo los ciclos de 21 a 7 días. Aumenta el trabajo pero no el número de trabajadores ni los salarios. Las cerdas se agolpan en los departamentos de inseminación, se acortan los periodos de lactancia, fluyen las enfermedades, la sobreexplotación hace que los cerdos no engorden convenientemente, el matadero aprieta en precios, disminuyen las ventas, la calidad de los piensos, aumentan los gastos… Es decir, se rompe definitivamente el equilibrio organizativo y para colmo «un cerdo vota a favor de la matanza».

No tengo datos ni estoy en posición de valorar si el equilibrio empresarial admitiría una cantidad mucho mayor de emprendedores, me da que sí viendo estadísticas como esta, pero desde luego debemos ser cautos con ciertas recomendaciones. Del mismo modo que, en condiciones normales, un cerdo nunca votará a favor de la matanza, hay ciertas personalidades/personas que nunca deberían emprender un negocio por cuenta propia.

Intentaré inculcar a mis hijas una cultura emprendedora -te recomiendo la lectura de este  artículo de Javier Megías @jmegias- sencillamente porque creo que es la única educación que puede darte una independencia casi total del sistema. Pero para que eso ocurra es necesario que exista el mencionado equilibrio empresarial entre trabajadores por cuenta propia, trabajadores por cuenta ajena y trabajadores públicos.

Ser emprendedor no es montar negocios, es una actitud vital, es libertad y riesgo, placer y sufrimiento, seguridad e incertidumbre. Es algo que nadie te hará entender hasta que lo sientas a fin de mes. Es una aventura que recomendaría a todo el mundo que esté seguro de tener la personalidad adecuada para ello.

Un cerdo nunca quiere morir en una matanza. Tú tampoco tienes porque emprender, si lo haces obligado por las circunstancias, perecerás. Hazlo sólo si crees que has nacido para ello y te encuentras en el momento y lugar adecuado.

Que ningún político te convenza de tu carácter emprendedor si no estás seguro. Ahora bien… si estás seguro, no permitas que nada ni nadie te pare.

Si te ha gustado el post me harías un gran favor retuiteándolo. Gracias.

 

Imagen bajo licencia CC de Juan Carlos Contreras en Irreverendos.

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