Ser autónomo significa aceptar la incertidumbre como compañera de mesa. No saber a día uno qué vas a comer o si ayunarás el día treinta.
Acostarte un poco antes de levantarte preguntándote qué vas a hacer mañana y si esa será la mejor opción. Porque nadie tiene tus respuestas. Una buena forma de abandonar la incertidumbre del autónomo sería seguir un camino que no es el tuyo, ahí tendrás seguridad. Seguridad de fracaso.
Significa ser libre. Libre para acertar y libre para fallar. Libre para tomar decisiones rápidas. Si eres lento y te cuesta apretar el botón mejor que te mande otro.
Ser autónomo significa nacer hacia dentro, fuera de escala, bajo el nivel mínimo. Un autónomo corriente empieza el mes debiendo. Un autónomo con solera empieza el mes empeñado hasta las cejas. Y no solo hablo de dinero.
Eres la diana de los comerciales de teletiendas varias. Decenas de visitas de proveedores que te tratan como si fueras Botín o Alierta. Si no los recibes serás un borde, si los recibes y no les compras irás de sobrado, y si les recibes y les compras serás tonto… y moroso.
Ser autónomo significa creerte todas las ayudas, solicitar la mitad y recibir alguna si tienes suerte y no se ha agotado. Eso sí, la recibirás después de haber cesado la actividad.
Estar en el mismo saco que las empresas del Ibex35. Cuando hablan de la CEOE y de las tácticas de explotación de trabajadores de las grandes empresas, aunque te suene al lejano Oriente, están hablando también de ti. Al menos pagas los mismos ratios impositivos, solo que el único caimán que conoces no es una isla, es el del frasco de colonia que te regalaron por navidad.
Ser autónomo significa no deducirte fiscalmente el coche porque se supone que también lo usas como particular cuando no estás trabajando. Claro, y también uso la boca para hablar cuando no estoy comiendo. Solo que como persona, y como autónomo, tengo que hacer las dos cosas, hablar y comer. Salvo que pudiera tener dos bocas, y dos coches.
Tener que escuchar al político del plasma usurpar papeletas hablando de ti, y volviendo a hablar de ti, y volviendo a hablar de ti. Cuando lo único que ha emprendido en su vida es una carrera para huir de los periodistas por los pasillos del Congreso. Ahh, perdón, también se sacó unas oposiciones.
Que te digan que tienes derecho a baja. ¿Baja? ¿Y qué hacemos con mis clientes? El que consiguió este derecho/prestación para el autónomo está claro que nunca fue autónomo, y no me voy a molestar en explicarlo. Meteré la baja en el mismo infortunio dialéctico que las vacaciones.
Ser autónomo significa tener formación subvencionada… en Word, Excel, contabilidad, social media… verdad, beso o consecuencia…
Baja y vacaciones. Me sigue dando la risa.
Ser autónomo significa que de cada 100€ facturados, 42€ no te pertenecen. Pero no te preocupes, el político del plasma los invertirá mejor que tú.
Tener que soportar a distintos gurús del social media diciéndote que hoy en día si no estás en Facebook no existes. Que se lo digan al banco, verán si existo.
Que te digan que la competencia cobra mucho menos que tú aun sin saber lo que cobras.
Que no te cojan el teléfono después de pasar un presupuesto.
Que te digan que mañana te hacen el ingreso o que ha debido ser un error del banco.
Que somos esclavos en nuestra propia prisión. Que nos han timado con cantos de libertad y que aun teniendo la llave no podemos salir, porque no se engañen, no tenemos baja, no tenemos liquidación, no tenemos paro… solo tenemos libertad dentro de nuestra celda.
Ser autónomo significa oír cada cierto tiempo que a cada autónomo de este país habría que hacerle una estatua. Y lo más injusto es que nunca la tendremos, a pesar de ser jodidamente cierto.
Imagen: chiaralily
La verdad que ser autonomo en España es mas dificil de lo que parece. IVA, IRPF… Cuando hechas cuentas debes de ganar mas de 3.000€ de beneficios mensuales para sobrevivir.
Y más te vale echar cuentas a tiempo 😉
Orlando… chico! Pones un palabras lo que los demás difícilmente podemos comunicar con tacos, insultos y chillidos… muchas gracias!
Te lo voy a robar… créeme 😉
Tuyo es José Enrique.
He de confesar que primero lo escribí en tacos, resultaba más sencillo, y luego lo pasé a ‘políticamente correcto’.
Saludos y gracias por pasarte.
Orlando la parte mala va a salir el año que viene.. cuando haga la declaración de la renta!!
Otra mala experiencia para mí ha sido enfermarme siendo autónomo, se está muy desprotegido, es algo que hay que mejorar, muchas gracias por este aporte…!
Me ha encantado el artículo. Las verdades como puños se digieren mejor envueltas en un poco de humor. A veces me levanto y me pregunto quién me mandaría a mí meterme en este berenjenal. Luego leo artículos como el tuyo, me doy cuenta de que somos legión y ya sabes, «mal de muchos…».
Hola María,
Gracias por pasarte y comentar. Y sí. Somos legión. A veces consuela y a veces no. Yo suelo decir que lo bueno de ser autónomo es lo mismo que lo malo, la «libertad». El que le otorgue a esta libertad más valor que congoja habrá elegido bien. De lo contrario estará perdiendo tiempo y salud.
Un saludo.