Ganar y sufrir… o morir en #emprendoelReto. 40th Maratón de Berlín 2013.- Hace más o menos un año y casi sin querer me propuse un reto: Correr una maratón. En uno de esos momentos en los que la rutina engrisece el horizonte y lo mismo se te ocurre escalar el Everest que tomar unas cañas, yo pensé en correr. Quizá porque siempre creí que era un deporte para solitarios, aburrido, fácil. Quizá por seguir pintando de gris, o quizá porque no había nadie a mano para tomar esas cañas. Quizá por todo ello pensé en correr. Y bendita la hora.
Alfonso, un gran amigo que me empujó en mi segunda carrera en Pontevedra y me acompañará en 6 días en Berlín, me había hablado del running y del interesante mundillo que rodeaba las carreras populares. Pero a mi todo aquello me seguía sonando a paranoia. Un día se lesionó, fascitis plantar —recuerdo—. Una lesión difícil de curar que te puede dejar fuera de las carreras mucho tiempo, o para siempre.
Me estaba planteando correr o tomar cañas, todavía no lo tenía muy claro. Pero hablaba con Alfonso y sentía por vez primera lo importante que era para él poder seguir corriendo. No quedarse fuera. Creo que en aquel momento empecé a interesarme realmente por el running, y creo que fue por aquellas fechas cuando decidí que el reto tenía que ser a lo grande. Iba a correr una maratón, comenzaba #emprendoelReto.
En principio yo había pensado en la maratón de Coruña, San Sebastian o cualquier otra por aquí cerca. No recuerdo a quién se le ocurrió empezar a lo grande, en Berlín, en una de las cinco World Marathon Majors, las cinco maratones con mayor afluencia y reconocimiento del mundo. Una carrera en la que se han batido 5 records del mundo y que este año celebra su 4oth edición. Quizá fue Alfonso, o Luis, otro amigo que me acompañó en mi primera carrera en Coruña y en todo la preparación para Berlín durante el último año.
El caso es que por aquel momento lo veía tan lejos que poco me importaba el lugar y la carrera. Creo que nunca había pensado que llegaría hasta aquí. Salía de casa y a los 500 metros corriendo tenía que volver. Un año después me hago 20 km sin despeinarme y 30 km sufriendo. Sé lo que estás pensando, una maratón son 42 km. ¡¡Ya, por eso es un reto!!
He decidido que soy más fuerte que mis miedos y quiero que lo sepas. Quiero que me obligues a conseguir mi objetivo, o que des fe de mi derrota
Algo me dijo en aquel momento que necesitaba un reto, y casi por inercia lo busqué. Recuerdo perfectamente el momento en el que escribía este artículo. Quería dejarlo por escrito. Una especie de testamento público. La decisión era emprender en todos los sentidos. Sabía que sería duro —tampoco más que otros retos diarios, no quisiera caer en el tremendismo— y quería que todo el que leyese este blog lo supiera.
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Aquello era algo así como… “he decidido que soy más fuerte que mis miedos y quiero que lo sepas. Quiero que me obligues a conseguir mi objetivo, o que des fe de mi derrota”. Quería hacerlo, quería contarlo, pero todavía no estaba convencido de llegar al final. Todavía no había aprendido que el final no era Berlín, sino mañana. Y todos los días de mi vida.
Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo, y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa. Mahatma Gandhi. [Retuitear esta frase]
Luego comprobé que mi intuición no me había fallado. Emprender un reto tiene mucho que ver con emprender un negocio. Y cuando hablo de reto hablo de cualquier objetivo ambicioso y realista a la vez, si falta unos de los dos adjetivos dejará de ser reto. Estaba en el camino adecuado, tan solo faltaba recorrerlo, es decir, sufrir. Ese es el tercer objetivo, sufrir.
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El esfuerzo continuo es responsabilidad humana. Sin esfuerzo no hay evolución y sin sufrimiento no hay esfuerzo, es decir, evolución. Con esfuerzo y persistencia todo -o casi- se puede conseguir.
Cuando Will Smith tenía 12 años —sí, el actor. Sí, el Príncipe de Bell Air—. Su padre derribó un muro de ladrillo y les dijo a él y a su hermano menor que lo reconstruyeran.
—¡Pero eso es imposible. No podremos ni en toda una vida!
—No hay nada imposible hijo. Tu objetivo no es construir un muro. No salgas ahí pensando en construir la pared más imponente del barrio. Tu objetivo es colocar un solo ladrillo cada día. Pero será el ladrillo mejor colocado que puedas colocar. Uno ladrillo cada día y algún día tendrás un muro.
Y así fue. Después de un año, Will y su hermano tenían un muro de ladrillo perfecto. ¡Lección aprendida!
Y en ello estamos. Colocaré mi último ladrillo dentro de seis días en Berlín, y el muro será imponente. No es prepotencia. En la ciudad del «Muro» por excelencia, y para vergüenza de nuestra especie, construiré el muro más bonito que yo pueda construir. Porque ganar no es llegar el primero, ganar es esforzarte hoy un poco más para ser mejor que ayer. Y eso haré el domingo, sufrir para ser mejor. Ganar.
Va por ti Gabriela…
Luuuuuummmeeeeeeeeeeeeee!
A ver si así 😉
Excelente artículo. Me quedo con lo siguiente:
«Porque ganar no es llegar el primero, ganar es esforzarte hoy un poco más para ser mejor que ayer. Y eso haré el domingo, sufrir para ser mejor. Ganar.»
No se puede decir mejor. Amén
Gracias. Te debo una cara de gatito