La prima, la vaca y la Merkel

Voy a intentar explicarte qué es la prima de riesgo tal como yo la entiendo. Utilizaré para ello un pequeño relato metafórico. Debes tener en cuenta que soy todo un ignorante macroeconómico, como todos los que vendemos vacas, pero estoy hasta las narices de que le tomen el pelo.

La Prima de Riesgo no es más que un engendro encaminado a gestar necesidades impagables y así mantener la sumisión del ignorante. Solo tienes que hacer un pequeño esfuerzo y verás como lo entiendes.

Explicación sencilla de cómo nos están jodiendo con la Prima de Riesgo

Supongamos que tengo una gran familia que mantener: mujer, 3 hijas y un gato. Vivimos de la agricultura y toda nuestra fortuna son dos fabulosas vacas que con mucho esfuerzo hemos conseguido.

Para que mis hijas no crezcan únicamente a base de leche y carne me decido a vender una vaca y así obtener la liquidez necesaria para comprar un poco de pescado, y algún que otro capricho, durante al menos un año.

Tengo una vaca rubia y una negra, elijo la mejor, la negra, y la adecento unos días antes de llevarla al mercado. Creo que conseguiré sacar unos 1.000€ por ella. En casa la llamamos Deuda Negra y siempre le hemos tenido mucho cariño. Nos ha dado nobles terneros y exquisita leche durante mucho tiempo.

Son las 6 de la mañana, hoy es el día. Pongo una cuerda al cuello a Deuda Negra y salimos para el mercado.

Deuda está espléndida, camina vigorosa a pesar de las pequeñas heridas que se hizo hace unos días en sus dos patas delanteras. Doy unas vueltas al mercado para que los posibles compradores la observen bien.

Empiezo a ponerme algo nervioso. Allí hay muchas vacas en venta. Alguna parece de mejor carne que mi Deuda, y aunque dudo que ninguna de tanta y tan buena leche, el temor y la estrechez de mi situación hacen que tema por el desenlace mercantil. Además, no estoy acostumbrado a estos negocios, yo solo sé cuidar de mis tierras y mis animales.

Observo que el precio medio ronda lo que yo quiero sacar por Deuda y eso me anima. Quizá pida un poco más para empezar. 1.100€ estará bien.

Empieza “el juego”. Ato a Deuda a una valla y se empiezan a acercar los curiosos. De entre todos ellos hay cinco personas que parecen bastante interesados, una mujer y 4 hombres.

—1.100€ al primer postor —les espeto para empezar—. Murmullo.

La mujer y uno de los hombres parecen conocerse y conversan entre ellos. Ambos son rubios y orondos, aunque bastante altos, parecen nórdicos. La mujer responde al nombre de Dña. Prima de Riesgo. El hombre se dirige a ella en tono sumiso y parece ser la voz de su amo.

Cuando uno de los otros hombres parece dispuesto a comprarme la vaca y me ofrece de partida la nada desdeñable cantidad de 1.000€, la Sra. Prima susurra algo al oído de su trajeado compañero. Este, echando la mano a su cartera como queriendo alardear de potencial suficiente para comprar simultáneamente 4 vacas como la mía, me espeta la siguiente sentencia.

—Esa vaca no vale 1.000€, está enferma y llena de heridas en las patas.

No está enferma, da buena leche. Las heridas se las hizo hace unos días intentando salvar una alambrada. Se le curarán —respondo tembloroso y molesto ante su seguridad.

El hombre que me había ofrecido los 1.000€ da un paso atrás y decide pensárselo mejor. Uno de los otros hombres que parecía interesado da media vuelta y abandona el corro.

Mientras, la Sra. Prima, que ya me ha tocado las narices, vuelve a dialogar con su “Primo” o quien demonios sea en voz baja.

Ya sólo quedan cuatro compradores.

—Hay vacas en el mercado sin heridas en las patas y se venden por menos dinero —el mamón nórdico sigue tocándome la moral.

—No darán la misma leche que la mía. Acabo de ver cómo se ha vendido una vaca bicolor llamada Kingdom por 1.200€. No creo que de, ni por asomo, la misma leche que mi Deuda Negra. Además también tenía heridas en las patas. Es bastante común en estos animales.

Aún con esto, los trajes y la seguridad de los nórdicos parecen convencer al resto de «corrientes» compradores. Ya solo quedan tres, ellos dos y otro, y deciden tirar a la baja el precio de mi Deuda a la que parece incluso que se le vean más las heridas que al resto de vacas.

Con todo esto, ante una segunda tanda que ronda ya los 500€ y los nuevos comentarios malintencionados de la Prima y su compinche, pierdo los nervios y amenazo con irme si siguen atribuyendo a mi vaca enfermedades que no tiene, y en todo caso, enfermedades comunes al resto de animales de estas características. Con esto consigo que desaparezca desconfiado el último «comprador normal».

Una hora después de mi llegada ya solo quedan dos interesados, los dos nórdicos. La Sra. Prima me ofrece 50€ por mi Deuda. Agobiado por la situación, nervioso e inseguro por el incierto futuro de mis hijas, decido vender la vaca. Me habían hecho creer que mi Deuda no valía nada.

Triste y pesaroso emprendo el viaje de regreso. Cuando entro en casa no puedo mirar la cara de mi mujer que rápidamente comprende lo sucedido.

La situación es tan acuciante que decidimos guardar los 50€ en una caja mientras seguimos manteniéndonos a base de hortalizas y productos lácteos.

Meses más tarde me encontraba en unos pastos cercanos con mi otra vaca cuando a lo lejos reconozco a Deuda Negra. La alegría me embarga y no sé bien por qué. Corro hacia ella y la abrazo como si se tratara de mi madre. No doy crédito.

Cómo aquella Sra. que había comprado mi vaca con la intención de “ayudarme” diciéndome que si no me la compraba ella nadie la iba a querer, que acabaría muriendo sin generar beneficio alguno para mi familia; cómo es posible que se hubiera desprendido de ella tan pronto.

Hablando con su nuevo dueño me entero de que la compró al día siguiente de haberla vendido yo. Había pagado por Deuda Negra 1.500€.

—Solo tenía unas cuantas heridas en las patas, pero es una buena vaca lechera —me dijo justificándose.

He aprendido mucho de aquella situación. De momento sigo teniendo una vaca, y no es momento de venderla.

Nadie va a aprovecharse de mi duro trabajo. Nadie va a sacarles el pan a mis hijas. Es momento de beber leche y comer remolacha. Es momento de trabajo duro.

Criaré más vacas, plantaré lechugas, tomates, árboles frutales… Compraré un pequeño rebaño, haré queso y yogures que solo venderé a mis vecinos. Prosperaré trabajando.

Y a la vuelta de la esquina te espero Sra. Prima.

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33 comentarios en «La prima, la vaca y la Merkel»

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  2. Buen artítulo,

    Solo quiero añadir unos detalles que no se tienen en cuenta en el artículo.

    Primero que la familia tiene 17 hijos, y que en la época buena, todos tenían trabajo y gastaron sin ton ni son, con gastos que ahora son absurdos. Ahora se han quedado sin trabajo y el padre tiene que pagar sus gastos y seguir pagando los de la familia.
    La vaca no la vende sino que promete a cambio de invertir en la familia, que devolverá el dinero con intereses. Problema, los gastos de la familia apenas se han reducido, y los ingresos han caído en picado debido a que los hijos se han quedado sin trabajo. Conclusión, la vaca antes se le ordeñaba 1 vez a la semana, ahora serán 2 y así mientras no se adecúen los ingresos a los gastos.
    Y lo peor es que quien presta el dinero, piensa que se hace para que el padre de familia invierta en mejores instalaciones para las vacas, o para que compre más vacas, … y lo que no sabe es que sirve para cubrir gastos como agua, luz, comida, televisión por cable, vinitos de la tarde, …

    ¿Quién es el padre?¿Quién es el hijo? ¿Y quien es la vaca?

    Los mercados no son buenos ni malos, simplemente prestan un dinero a cambio de una rentabilidad, igual que cualquier otro préstamo. Pero si la confianza se rompe, y hay posibilidades de que no se pague el préstamo, pues lógicamente pedirán más rentabilidad. Más riesgo más rentabilidad.

    Un saludo a todos.

    PD: Recomendable escuchar este audio que habla de varios temas interesantes entre ellos de porqué los recortes son como son: http://www.ivoox.com/economia-directa-23-07-2012-espana-game-over-audios-mp3_rf_1348163_1.html

    Responder
    • Hola Luis Miguel, gracias por dejar tu acertado comentario. Estoy plenamente de acuerdo contigo.

      Lo que ocurre es que he intentado resumir parte del problema en un artículo metafórico para que lo entienda mi hija de 7 años. Está claro que el problema es mucho mayor y mucho más complicado. Pero creo que ese es precisamente el quid de la cuestión.

      Hay mucha gente interesada (fondos de inversión, grandes corporaciones, países…) en complicar tanto las cosas porque la ignorancia y el desconocimiento de lo que está pasando realmente, es su mejor arma para seguir manejando el cotarro.

      Claro que nos hemos metido en gastos que no podíamos pagar. Nos comimos la zanahoria del crédito fácil y ahora nos tienen amarrados. Hemos cometido un grave error. Pero lo que pretendo transmitir es que un error no se arregla cometiendo más errores del mismo calado o mayor.

      Es decir, estamos endeudados hasta las cejas, y alguien quiere hacernos ver que no valemos nada y que debemos endeudarnos más para salir de esta.

      Puede ser cierto que no valemos nada, pero valemos lo mismo que otros muchos que se están financiando a mucho menor coste.

      Y claro que es cierto que hasta que no adelgacemos nuestros gastos estructurales (no iva, no funcionarios, o si iva, si funcionarios pero también administraciones centrales, políticos, puestos duplicados, empleados públicos elegidos a dedo…) seguiremos sin valer nada. Y no es menos cierto que los mercados son soberanos, yo no dejo un duro a nadie que no me de garantías de devolución. Pero no seamos ingenuos, los mercados, y más este tipo de mercados «bailan al son de unos pocos».

      En fin, sólo pretendía simplificar parte del problema para que todos lo podamos entender. Claro está que es mucho mayor, y que tenemos gran parte de culpa en todo esto.

      Pero si me preguntas por la vaca. Yo no la vendo.

      Responder

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