La vida no era tan sencilla cuando éramos pequeños. Con las necesidades básicas de los mayores cubiertas, las nuestras se tornaban vitales. Resulta curioso observar en retrospectiva cómo algunas decisiones tomadas en aquella época al albor de la ingenuidad tienen una gran carga simbólica dos décadas después.
La elección
Nací en una época en la que podía elegir. De hecho elegí. Mi abuela me contaba cómo después de la guerra si no te robaban unos lo hacían los otros, pero aquello había pasado. El Real Madrid ganaba toda competición nacional posible, que no continental, y el Barça tenía que conformarse con alguna copa de Su Majestad el Rey, que no dejaba de tener cierta retranca la cosa, todavía.
Y aún así, yo elegí al Barça.
Quizá porque toda mi familia y todos mis amigos eran del Madrid. Quizá por cabezonería, por llevar la contraria o por algún tipo de patología basada en la desatención personal. No se por qué, pero a priori elegí el camino difícil.
Claro está que uno con 10 años no se plantea esta ristra de pensamientos casi filosóficos, pero ahora en retrospectiva parece que todo encaja, o puede que sea el subconsciente el que lo haga encajar. Quizá…
El recreo
A las 12:00 sonaba la sirena. Salíamos como gallos de pelea recién desenjaulados, sólo disponíamos de media hora.
Todos los enfrentamientos iguales y repetitivos. Barça-Madrid para mi. Madrid-Barça para ellos. Sólo había un pequeño inconveniente, aunque por aquel entonces para nadie suponía un problema. Aproximadamente, sólo éramos 5 del Barça contra 10 del Madrid.
Jugar en el equipo de los 5, antes y ahora, requiere una gran fortaleza mental. Debes estar preparado para la derrota porque llegará. De hecho llegaba todos los días. Pero aquello te hacía valorar los pequeños logros que conseguías con mucho sufrimiento y muy de vez en cuando. Un gol, un regate, una buena jugada, incluso no encajar demasiados. Aunque aquello era complicado, había recreos en los que ni siquiera teníamos portero.
La vida
Éramos niños y nos dejábamos la vida en aquellos partidos, tanto nosotros como ellos. Recuerdo un día que llegué a clase después del recreo sudando como un jornalero en agosto y con una herida en la rodilla que había rodeado con un pañuelo para que dejara de sangrar.
– Pero chico, parece que vienes de la guerra -me dijo la profesora de turno-.
– Pues sí, vengo de la guerra, que debe ser muy parecida a esto -pensé yo-.
Veinticinco años después se que tristemente la guerra no es un partido de fútbol, pero si se parece mucho a la vida. Metafóricamente la vida es una guerra de 5 contra 10. Normalmente, por suerte o por desgracia nacemos en el equipo de los 5. Estamos en el equipo con menos posibilidades de victoria y hemos de luchar para ganar siendo conscientes de que podemos perder, y probablemente perderemos en más de una ocasión.
No faltará quien trate de engañarte haciéndote creer que estás, o podrías estar, en el equipo de los 10. Suele ser mentira. Desconfía de todo aquello que no requiera sufrimiento. Muchos fracasos suelen llegar por intentar adelantar la hora del éxito. Disfruta de la lucha con tu equipo y prepárate para perder. La derrota da sabor a la victoria.
Si estás en el equipo de los 10 no te preocupes. Todo vendrá rodado, tan sólo has de mantener el ritmo. Si por contra estás en el equipo de los 5, ¡enhorabuena! Las sensaciones que vivirás en combate no las compra el dinero. El camino es la recompensa. Disfruta.
Si te apetece jugar en el equipo de los 5 puedes empezar por leer las lecciones de Guardiola a los emprendedores. Imagen By Rodrigo Morales Corrales Rodtico21 [CC-BY-SA-2.0], via Wikimedia Commons.
Pues no te digo nada de los que tenemos «corazón atlético»… (Del Atleti de Madrid, se entiende). 😉
En tu caso Morgana, no me cabe la menor duda de que eres del equipo de los 5.
😉
Saludos.
Sencillamente brillante.
Sus publicaciones me motivan a buscar errores que cometer.
Un gran saludo desde Honduras.
Muchas gracias.
Gracias a ti Roger, por leerme y por tus generosas palabras.
Un saludo.
Pues yo siempre fui del equipo de los 5. Mi inclinación deportiva hacia el Barça nació más o menos como la tuya y sufrí las derrotas con cierto dolor.
Pero gracias a aquello ahora las victorias las valoro de otra forma, con más intensidad, pero siendo consciente de que se trata de ciclos.
Los del Barça ahora disfrutamos con ellas, pero sabemos que tarde o temprano el ciclo terminará y volveremos a sufrir. No pasa nada. Entendemos que esto debe ser así. Estamos preparados.
Sin embargo, los habituados a los triunfos constantes no comprenden como es posible que le hayan robado ese protagonismo.
Frustración de unos, y conocimiento de la realidad de los otros. 10 y 5.
En el fútbol como en la vida… Un saludo Juanjo.